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Protección de la mercancía para su transporte marítimo

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Resumen

Es necesario prevenir posibles daños durante su transporte con una correcta protección de la mercancía. Por ello, nuestras mercancías más habituales, transformados metálicos con una relación peso-volumen elevado, vienen embaladas en cajas paletizadas de madera con bases suficientemente robustas para no verse dañadas en el transporte y manipulación de descarga del contenedor. Los bultos no superan 1m de altura, 1m3 de tamaño ni 1000 Kg de peso. Serán fácilmente trasladadas con medios sencillos como una transpaleta y directamente almacenadas en baldas industriales tradicionales sin necesidad de pasar el contenido a otros cajones salvo si esto no es un requisito del proceso de recepción del cliente. La mercancía viene convenientemente protegida para evitar la oxidación en el tránsito marítimo.

 


Riesgo

El embalaje cada vez supone menos un problema si bien hace años era uno de los motivos de desencuentro habituales en los importadores de transformados metálicos desde China, no sólo con el proveedor de origen sino y también con el transitario al que se le encargue el transporte. Al tratarse de mercancía muy pesada, el embalaje debe de ser muy resistente y bien paletizado para poder manipularla ágilmente. Un paletizado frágil de nada servirá puesto que la base no resistirá los bruscos movimientos que el contenedor sufrirá en el transporte marítimo y en las manipulaciones de la mercancía en los puertos de origen o destino.

 

Proveedores con experiencia ya preverán un correcto embalaje y protección de la mercancía. No obstante nunca sobra recordar la importancia de revisar el embalaje y la protección de la mercancía. El coste que un cajón incluso sobredimensionado en cuanto a su resistencia es insignificante respecto al coste y el estres que puede provocarnos encontrarnos al abrir el contenedor con una mercancía imposible de manejar.

 


Prevención

Si bien comenzaba diciendo que es un problema menos frecuente que hace años, es importante incidir en este aspecto desde un principio para evitar muy desagradables sorpresas en forma de sobrecostes exagerados justificados por la necesidad de descargar la mercancía recurriendo a la paciencia, la resistencia física, la habilidad y la capacidad de improvisación de los trabajadores del muelle de carga.

Por otro lado está la protección anticorrosión. Debemos ser muy cautelosos en la importación de determinados productos que vana a pasar más de un mes en el mar en condiciones muy duras. En el caso de transformados metálicos con materiales muy sensibles a la corrosión como por ejemplo el acero carbono, puede ser interesante plantearse recurrir a protección anticorrosión como imprimaciones. Existen también aceites protectores pero estos pueden suponer graves problemas en procesos posteriores como tratamientos de galvanizado o pintura porque pueden penetrar en el material y perjudicar gravemente a esos tratamientos posteriores. Otra buena opción es subcontratar en origen procesos de protección que quizá planteábamos hacer en destino como pintura, galvanizado, … , incluso en el caso de que no supusieran esos procesos una reducción de costes puesto que ayudarían a evitar problemas de oxidación en el transporte. No obstante es necesario estar seguros de la capacidad técnica de los proveedores de origen para resolver esos tratamientos con el nivel de calidad que exigimos.

 

En ocasiones, aún si el coste no fuera tan competitivo como quisiéramos, puede ser de gran ayuda añadir procesos de protección posteriores a realizar en el producto que inicialmente considerábamos realizarlos en destino, (galvanizados, pintura,…)

 

La protección en bolsas de plástico y sobretodo con recubrimientos internos de las cajas con láminas absorventes de la humedad o desecantes también puede evitar estos problemas.